Seguro que has pensado cientos de veces “¿Porqué tengo que regalar algo?”, pero quizás nunca hayas hecho estas otras reflexiones:
¿Desde cuándo nos hacemos regalos? ¿cuál es su historia? ¿Cuántos años hace que los humanos se regalan cosas?
¿Cómo empezó́ todo esto? Es difícil imaginarlo, pero algunas teorías económicas defienden el regalo como la base de las primeras muestras de cohesión social. Es la denominada “economía del don”, defendida por el antropólogo Marcel Mauss, que expone que la idea del trueque no estaba en muchas sociedades primitivas (entendiendo trueque como intercambio de objetos materiales de un mismo valor), sino que lo estaba el regalo.
Las motivaciones de estos regalos eran interesadas, por supuesto, pero en muchos casos ni eran objetos materiales ni buscaban favores materiales. “Intercambiaban (…) gentilezas, festines, ritos, servicios militares, mujeres, niños, danzas”.
En todo caso, Mauss (y otros estudiosos, como David Graeber) defienden que estas prácticas de intercambio favorecían enormemente la cohesión social y la pertenencia al grupo, y por eso las sitúan como uno de los detonantes de la organización social en la edad primitiva.
En Babilonia, los regalos ya han tomado un nuevo significado, sobre todo cuando Egipto empieza a constituirse como un nuevo polo de poder.
Empezamos a encontrar algunas muestras de intercambio de riquezas como mecanismo para facilitar relaciones diplomáticas, incluso cuando la economía monetaria todavía se está forjando.
Y al poco tiempo, esa misma práctica se trasladó a los intereses privados, y los mandatarios y faraones empiezan a recibir objetos a cambio de favores políticos.
Pero también hay muchos pueblos donde el regalo no nace del interés material. Algunas sociedades primitivas regalan para obtener beneficios espirituales, para contentar a los dioses o para conseguir el favor de las fuerzas de la naturaleza. Es la práctica que acabará derivando en los sacrificios. ¡Casi nada!.
Por lo que se refiere a las antiguas Grecia y Roma, los regalos son una mezcla de todas esas prácticas: existen regalos diplomáticos entre reyes y gobernantes, regalos para integrar, chantajes puros y duros, regalos rituales (¡y sacrificios también!), y empiezan a establecerse algunas de las prácticas que más han sobrevivido, como la de hacerse regalos en fechas señaladas.
En el año 150 a.c., cuando se crea un nuevo calendario romano que empieza el 1 de enero, se destina ese día a hacerse regalos, generalmente unas pequeñas monedas de latón.
Durante las Saturnalias (la festividad romana que se celebraba en diciembre y que acabó convertida en la Navidad) los regalos también estaban a la orden del día.
En resumen, como vemos, lo importante de estas fechas no son los regalos sino la intención que hay tras ellos.
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